lunes, 9 de marzo de 2015

TEXTO ARGUMENTATIVO (ENSAYO)- Comentario resuelto

Cuenta un escritor brasileño amigo mío, Edweine Loureiro, que, en una cena en la que le preguntó a un anciano japonés cómo pudo transformarse Japón tras la Guerra Mundial en una potencia económica, este le respondió ofreciéndole un tazón de arroz con una sonrisa. Mi amigo pensó que su interlocutor había optado por ignorar la pregunta, pero este, consciente de la perplejidad de su compañero de mesa, le ofreció una explicación de su metáfora. “Al término de la guerra, no teníamos arroz para comer”, le aclaró. “Entendimos que solo trabajando juntos e intensamente seríamos capaces de vencer al hambre y a la miseria. Así que nos convertimos nosotros mismos en arroz cocido: cuanto más pegados unos granos a otros, más fuertes nos hacíamos.” El arroz japonés constituye la alegoría perfecta para ilustrar las diferencias entre la naturaleza de este pueblo y la nuestra: mientras nuestro concepto de arroz de calidad incluye como condición indispensable el que sus granos estén sueltos, el arroz japonés es pegajoso. Cada grano, redondo y lleno de almidón, se encuentra pegado a otro, de manera que comer con palillos no supone ninguna dificultad: los granos nunca se caen y el tazón queda invariablemente limpio al final. El señor de la historia le hizo entender a mi amigo que los japoneses, ante una catástrofe de proporciones inimaginables, hicieron lo que mejor saben hacer: poner el bien común por encima del individual. El progreso se derivó de ello por sí solo, y en la repartición de los beneficios también entraron todos. El arte de anteponer el bien común al propio, tan bien visto, aceptado y predicado universalmente, no es sin embargo practicado con frecuencia en muchos lugares del mundo. ¿Es, pues, inalcanzable para seres que no posean una cualidad humana especial? ¿Cómo se implementa en actos concretos? La lección que recibimos con cierto desconcierto los occidentales que vivimos en Japón es que la cuestión carece de misterio, ya que no requiere de ningún sacrificio heroico ni de ninguna capacidad sobrenatural. Hacer bien el trabajo de uno, sin cuestionar ni eludir sus aspectos más ingratos, cualquiera que sea el oficio y la consideración social que reciba, es la única clave para pertenecer a ese arroz cocido colectivo y beneficiarse al mismo tiempo como individuo. (Montserrat Sanz Yagüe, Presentación del libro Frente al Pacífico, 2011) 


Comentario de texto: 

Tipo de texto e identificación de la tesis: 
Nos hallamos ante un texto argumentativo, en el cual se pretende defender la idea de que en momentos de crisis hay que anteponer el bien común al propio. Esto es lo que trata de resumir la autora en lo que sería la tesis final en el último párrafo del texto:  "Hacer bien el trabajo de uno, sin cuestionar ni eludir sus aspectos más ingratos, cualquiera que sea el oficio y la consideración social que reciba, es la única clave para pertenecer a ese arroz cocido colectivo y beneficiarse al mismo tiempo como individuo".

Estructura: 

Se trata, pues, de una argumentación con estructura inductiva o sintetizante, dado que parte de diferentes argumentos generales para al final enunciar la tesis. Y es también un texto argumentativo de carácter divulgativo, ya que se dirige a un público amplio.

Veamos ahora qué rasgos lingüísticos están ayudando a transmitir esa idea principal desde los distintos planos de la lengua: 

En primer lugar, hemos de tener en cuenta que todo texto argumentativo está compuesta por secuencias expositivas que refuerzan su objetividad. Por tanto, es lógico identificar en él las características lingüísticas propias de la exposición: 

Tiempos verbales y relación con el contenido:
-Presencia de las formas del presente de indicativo que otorgan un carácter impersonal a las ideas que se plantean: "Cuenta un escritor brasileño amigo mío", "El arroz japonés constituye..."  No obstante, dado que en este caso se relata un proceso, lo que aquí predomina es el pretérito, tanto perfecto ("pensó", "ofreció") como imperfecto ("teníamos").

-Frecuencia de oraciones de carácter explicativo, a través de oraciones compuestas, unidas tanto por subordinación como coordinación ("Mi amigo pensó que su interlocutor había optado por ignorar la pregunta, pero este...", subordinadas adverbiales ("este le respondió ofreciéndole un tazón de arroz con una sonrisa") u oraciones copulativas que describen la realidad ("El arroz japonés es pegajoso", "La lección que recibimos con cierto desconcierto los occidentales que vivimos en Japón es..").

Rasgos limngüísticos propios de la argumentación: 


En general, predominan las oraciones largas y subordinadas, prueba del razonamiento elaborado que ha de distinguir toda buena argumentación.

-Uso de adjetivos especificativos para reforzar el enfoque objetivo ("japonés", "brasileño", "anciano"). 

Por otro lado, del lado propio de la argumentación, habría que destacar el predominio del argumento por ejemplo, pues a la defensa de la tesis final se llega a partir del relato de cómo los japoneses superaron la crisis en que se encontraban tras la Segunda Guerra Mundial.

Al mismo tiempo, también podríamos hablar de argumento de experiencia, pues la autora llega a su conclusión a partir del relato que hace su amigo brasileño  de la entrevista personal que tuvo con un anciano japonés. Es decir, la opinión del japonés gana peso gracias a su edad y, por tanto, a su experiencia de la guerra. Además, en el texto predomina el uso de la primera persona, pues la defensa de las ideas surge a partir del relato de las experiencias vividas.


Por otro lado, Edweine Loureiro, el amigo brasileño, aparecería como una autoridad en la argumentación.

También es interesante el empleo de las interrogaciones retóricas ("¿Es, pues, inalcanzable para seres que no posean una cualidad humana especial? ¿Cómo se implementa en actos concretos?"), las cuales no solo sirven para afirmar aquello que cuestionan, sino que además, en función apelativa, llaman la atención sobre el receptor invitándole a reflexionar de manera directa. 

Finalmente, no podemos olvidar la voluntad de estilo de los textos argumentativos, la cual en este texto concreto se evidencia en el uso de figuras literarias, como el empleo de la alegoría del arroz que vertebra todo el fragmento, según la cual se expresa la unión y solidaridad entre los japoneses,  y todas las metáforas que de ahí se derivan, como la de "el arroz cocido" o la de "El arroz japonés es pegajoso."




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